Comida tradicional en un entorno privilegiado

El Restaurante Asador ‘El Portazgo’, ubicado en la zona residencial del Puente de la Sierra, ofrece todo cuanto se puede pedir, incluso más, a un establecimiento enfocado a las familias y con la cocina tradicional como especialidad. El negocio funciona como tal desde 1953, aunque su historia es mucho más amplia. De hecho, la venta fue construida en la segunda mitad del siglo XIX a la vez que el puente particular que se ubica a escasos metros, sobre el río Frío. En ella se cobraba el peaje de paso a los que venían o iban a la capital y se suministraban artículos de primera necesidad a los muchos hortelanos de la zona.

Mucho han cambiado los tiempos desde entonces. Ahora el reclamo no son la leña, el carbón o los pastos de la sierra, caza o nieve. Ahora los clientes llegan en masa para degustar su reconocida pipirrana, su salmorejo, su costillada de cerdo a la brasa o sus flamenquines y croquetas caseras. Una carta amplia, que incluye materia prima autóctona del Puente de la Sierra como el pollo y el conejo y, sobre todo, abierta, porque en ‘El Portazgo’, en la medida de sus posibilidades, nunca dicen no a la demanda de un cliente aunque su petición no aparezca entre sus platos principales. Es la única manera, aseguran sus regentes desde 1998, Capi y Pepe, “de que se sientan como en casa”. También ayuda en este sentido poder disfrutar de una buena velada en torno a la mesa con amigos y familiares mientras los más pequeños se divierten en un entorno tranquilo y seguro. Incluso ahora, que el castillo hinchable y la zona infantil están cerrados temporalmente por motivos de seguridad. Porque ‘El Portazgo’ cuenta seguramente con una de las terrazas más amplias (y con mejores vistas) de todo el término municipal y con varias zonas diferenciadas donde, pese a las restricciones de aforo, pueden coincidir en el tiempo hasta 200 comensales. Comuniones, bautizos, conciertos, comidas de empresa…, no hay evento que no pueda celebrarse en un restaurante que es punto de encuentro de muchos residentes del Puente de la Sierra cuya jornada no comienza de verdad hasta que alguno de sus 10 empleados les sirve su café diario. Y parada obligatoria para muchas personas que van o vienen de realizar alguna excursión por la sierra, montañeros, ciclistas o amantes de la escalada.