Vigía, custodio y testigo de la historia galduriense

Antonio Salas Sola / Historiador del Arte y
Gestor Cultural.

No es de extrañar que aquellas primitivas comunidades prehistóricas de transición hacia el Calcolítico eligieran como asentamiento el entorno geográfico en el que se ubica la actual ciudad de Jódar. Estas primeras culturas han manifestado en su entorno más inmediato expresiones artísticas que se extienden desde pequeñas muestras de arte rupestre a una pródiga colección de elementos cerámicos, epigráficos o numismáticos que avalan la hipótesis de encontrarnos ante uno de los enclaves históricos más reseñables de la provincia de Jaén. La ciudad de Jódar duerme hoy a la sombra de su castillo, protagonista este de los episodios más relevantes de su historia, tan ligada al desarrollo del municipio que no se entendería la historia galduriense sin la de su castillo.

(Fotos cedidas por Ildefonso Alcalá Moreno)

La historia, que no probablemente los orígenes, de esta fortaleza se remonta a los albores de la ocupación islámica. Marcamos como punto de referencia el siglo VIII para desgranar la evolución y etapas constructivas de esta singular edificación militar que presume de ser el único castillo de Andalucía con dos torres del homenaje. La fortaleza galduriense se desarrolla en un contexto arquitectónico islámico, como ocurre con la mayoría de las primitivas fortificaciones medievales jiennenses, que se caracteriza por tener, a finales el siglo IX, unos patrones constructivos definidos en torno a bastos muros y torres de tapial como primeras estructuras de contención de los frecuentes avatares bélicos de la época. Jódar, lejos de ser una excepción, va desarrollando en su castillo un complejo sistema defensivo que tendrá como punto de inflexión, en su fisionomía actual, las mejoras realizadas en época almorávide y almohade. La conquista castellana supone una alteración en los procesos constructivos que desembocan en modelos mudéjares que tiene como especial arquetipo el encamisado en piedra de la primitiva torre del Homenaje, conocida como “Torre Vieja”, y la proyección de una nueva torre del homenaje en el flanco opuesto en la segunda década del siglo XIII, la cual adoptaría el topónimo de “Torre Nueva”. Con la intervención castellana el castillo es reforzado sin renunciar, hasta bien adentro el siglo XV, a su función poliorcética, la cual se irá perdiendo progresivamente hasta convertirse en residencia de los Señores de Carvajal, que en décadas sucesivas serán promotores de unas intervenciones lo suficientemente notables para aguantar las escaramuzas propias de los conflictos internos castellanos. De castillo a residencia señorial hasta su abandono paulatino ya bien adentro el siglo XVII, cuya deriva le conduce a ser utilizado como almacén, utilizar sus torres como presidio o cuartel de las tropas francesas a principios del siglo XIX. Como epílogo de esta última etapa sombría, el olvido. El castillo duerme el sueño de los justos hasta el nuevo renacer, que tienen muchos monumentos en nuestro país, en 1985 con la Ley de Patrimonio, momento de inflexión notable donde el castillo comienza a gestarse como bastión identitario de la ciudad de Jódar.

Actualmente, y tras ser declarado Bien de Interés Cultural en el citado año 1985, el castillo presenta una fisionomía que es resultado de las continuas int

ervenciones anteriormente descritas. Hoy la fortaleza galduriense emerge sobre una plataforma rocosa de la Loma Sur ubetense desde donde ejerce de vigía de las ciudades patrimonio de la Humanidad, Úbeda y Baeza, valles fluviales y montañas que conforman un baluarte natural que justifica el apelativo de tierra de fronteras. Es de visita obligada recorrer sus antemurales y transitar por su antigua plaza de armas, la cual es celosamente vigilada por sus generosas torres del homenaje que huérfanas de merlones recorta una silueta inconfundible sobre el cerro de San Cristóbal. En el interior de sendas torres uno puede ser testigo del legado material, hechos y acontecimientos sociales que conforman su historia, además de ser un excelente punto de encuentro para aquellos visitantes que quieran conocer la diversidad paisajística, flora y fauna del Parque Natural Sierra de Mágina como punto de partida a un recorrido por este bello entorno natural. Sin perder la perspectiva del tiempo la ciudad de Jódar tiene ese sabor añejo donde las tradiciones importan y la historia envuelve cada rincón de su conjunto histórico al amparo de la fortaleza que filtra el paso del fresco aire que viene de la Sierra.