Francisco Javier Morales Hervás / Doctor en Historia

Tras las guerras napoleónicas, se inició en Europa la Restauración: monarcas como Fernando VII recuperan sus tronos y restablecen el absolutismo previo a la oleada revolucionara iniciada en 1789, aunque el liberalismo no desaparecerá del todo y, después de Fernando VII, se acabará imponiendo.

 El Sexenio Absolutista (1814-1820).

El Tratado de Valençay (diciembre de 1813) restituía en el trono a Fernando VII, que regresó a España en 1814 y fue muy bien acogido por el pueblo. Antes de ir a Madrid se dirigió a Valencia, donde recibió el Manifiesto de los Persas, firmado por diputados absolutistas que le animaban a restablecer la mo­narquía absoluta. Fernando VII anulaba en mayo de 1814 toda la obra de las Cor­tes de Cádiz, incluida la Constitución de 1812.

En los primeros seis años de gobierno do­minarán los sectores más reaccionarios. Se restableció la Inquisición y la jurisdicción señorial, se suprimió la libertad de expresión y de asociación y se suspendió la desamortización de 1813. Pero la monarquía absoluta tuvo que enfrentarse a graves problemas: la deuda del Estado aumentó con la Guerra de la Independencia y con el proceso de emancipación americana, que privaba a la corona de ingresos fundamentales.

El Trienio Liberal o Constitucional (1820-1823).

Al no poder expresarse pública­mente, los liberales recurrieron a pronunciamien­tos como los de Espoz y Mina (Pamplona, 1814) y Lacy (Barcelona, 1817), aunque todos fracasaron, hasta que en de enero de 1820 el teniente coronel Riego se sublevó en Cabezas de San Juan y proclamó la Constitución de Cádiz. Al triunfar la sublevación, Fernando VII juró en marzo la Constitución y se iniciaba así el denominado Trienio Liberal, cuyo primer gobierno estuvo formado por liberales que regresaban del exilio, como Agustín Argüelles.

Fue un período de reformas que intentaron aplicar las normas de las Cortes de Cádiz, como la supresión de la Inquisición y la abolición del régimen señorial; se reemprendió la desamortización, se suprimieron los mayorazgos, se expulsó a los jesuitas y las órdenes monásticas fueron disueltas. Se aprobó la primera legislación sobre enseñanza (Reglamento general de Instrucción Pública) y el primer Código Penal. Se creó una Milicia Nacional, tal y como se acordó en las Cortes de Cádiz.

Los liberales se dividieron en dos facciones: los doceañistas o mode­rados, que creían que bastaba con aplicar las medidas aprobadas entre 1810 y 1813; y los exaltados, organizadores de la Revolución de 1820 y partidarios de reformas más radicales. Hasta agosto de 1822 los gobiernos del Trienio liberal estuvieron en manos de moderados, como Argüelles y Martínez de la Rosa, y a partir de esa fecha de exaltados, como Riego y Mendizábal, partidarios de medidas más radicales y de crear un Estado más centralizado que garantizase el ejercicio de la libertad en todo el país.

Fernando VII conspiró desde el pri­mer momento para hacer fracasar el régimen liberal, apoyó a golpistas y pidió ayuda a los gobiernos absolutistas de Europa. Los realistas organizaron guerrillas rurales, sobre todo en zonas montañosas de Cataluña y País Vasco, y crearon un gobierno paralelo al liberal (Regencia de Urgel). En abril de 1823, un ejército francés (Cien Mil Hijos de San Luis), respaldado por las potencias absolutistas europeas (Santa Alianza) entró en España para restablecer a Fernando VII, quien, una vez liberado, firmó un decreto invalidando toda la legislación del trienio. .

La Década Ominosa (1823-1833).

Recuperado el poder absoluto, Fernando VII ordenó perseguir a los liberales (Riego fue ejecutado). Se iniciaba la denominada “década ominosa”, caracterizada por la dura represión política. Aunque se restablecieron las instituciones de la monarquía absoluta (excepto la Inquisición), el Gobierno evolucionó gradualmente hacia cierto reformismo. Por ello, la oposición más dura contra los gobiernos de esta etapa no provino de los liberales sino de los partidarios del absolutismo.

Además de la represión, los gobiernos intentaron reformar la Administración y la Hacienda. Se creó el Con­sejo de ministros (1823) y el ministerio de Fomento (1832), para pro­mover el desarrollo económico del país. El ministro de Hacienda, Luis López Ballesteros (1823-1832), diseñó los primeros Presupuestos del Estado, creó el Tribunal de Cuentas, redujo la deuda pública e inició una moderada liberalización económica. Se creó el Banco Real de San Fernando (1829) y la Bolsa de Madrid (1831).

Estas reformas hicieron creer a los absolutistas que Fernando VII estaba en manos de los liberales. El propio hermano del rey, Carlos María Isidro, organizó a los más radicales, que promo­vieron conspiraciones como la revuelta de los Malcontents, que tuvo lugar en Cataluña (1827). Fernando VII hizo detener y ejecutar a los cabecillas.

La inestabilidad política se incrementó en 1830. Antes de nacer su primera hija, Fernando VII promulgó la Pragmática Sanción (1830), que, al abolir la Ley Sálica, permitía reinar a las mujeres. Los realistas exaltados (carlistas) no la aceptaron y consideraron que esta decisión se debía a una conspiración liberal. Aprovecharon la enfermedad del rey para que aboliera la Pragmática Sanción (sucesos de La Granja, 1832) y así pudiera gobernar su hermano. Fracasado el complot, Carlos María Isidro se exilió a Portugal y el rey confirmó los derechos sucesorios de su hija Isabel, pero al morirFernando VII en 1833 se inició una guerra civil, conocida como I Guerra Carlista.

(Anexo) LA EMANCIPACIÓN DE HISPANOAMÉRICA (1808-1824)

Para comprender el deseo independentista hay que observar la estratificación social que existía en las colonias americanas:

  • Criollos: nacidos en América, pero descendientes directos de españoles; suponían casi un 15% de la población, formaban un grupo social dinámico y poderoso económicamente, pero no podían acceder a cargos públicos.
  • Peninsulares: formaban un reducido grupo de administradores enviados desde España. Ocupaban todos los cargos públicos de importancia en las colonias.
  • Indios, mestizos, negros y mulatos: formaban una masa campesina y minera explotada, tanto por los peninsulares como por los criollos.

Para tener mayor protagonismo político los criollos impulsaron movimientos de protesta que serían apoyados por los campesinos, al creer que con la independencia mejorarían sus condiciones de vida. El proceso de independencia puede dividirse en varias fases:

  1. (1808-1814). Al iniciarse la Guerra de Independencia en España se formaron en Hispanoamérica juntas revolucionarias como en la península, pero su verdadero carácter era promover el independentismo criollo; a partir de 1813 los ejércitos realistas comenzaron a reconquistar las zonas sublevadas. En esta fase destaca el movimiento en México, que tuvo un marcado carácter de revolución social: el cura José María Morelos lideró el movimiento campesino y en 1813 declaró la independencia mexicana, pero en 1815 Morelos fue ejecutado
  2. (1816-1819). La quiebra financiera de España facilitó la emancipación de las colonias americanas al no poder enviar las tropas necesarias. En el Congreso de Tucumán (1816) se proclama la independencia de las Provincias Unidas de Sudamérica (futura Argentina). En 1818 Chile logra la Independencia y en 1819 se proclamó la República de la Gran Colombia (que comprendía las actuales Venezuela y Colombia), teniendo como presidente a Simón Bolívar.
  3. (1821-1824). En 1821 el general Iturbide logró la independencia de México La batalla de Ayacucho (diciembre 1824) supone la derrota final de los españoles. Meses después se proclamó la independencia de Bolivia, que adoptó el nombre en homenaje a su libertador.

La derrota española se debió, tanto a la fuerza del movimiento independentista como a los problemas internos de la monarquía de Fernando VII. También fue decisiva la ayuda inglesa a los insurrectos y el apoyo diplomático y militar desde EE.UU. Sin embargo, la situación de Hispanoamérica no mejoró. Los sueños de los libertadores San Martín y Bolívar de una América unida se desintegraron muy pronto. La situación social empeoró: el dominio de los criollos perjudicó al campesinado y se establecieron regímenes dictatoriales de tipo militar.

Imagen superior: Retrato del rey Fernando VII de España (1784-1833), que aparece vestido con el uniforme de capitán general del ejército español. Wikipedia