Hasta principios del siglo XX la mayoría de los hombres eran afeitados por un barbero. Algunos se atrevían a hacerlo ellos mismos con la navaja barbera, pero los resultados eran, en general, poco satisfactorios. De ahí que la primera maquinilla de afeitar, que proporcionaba seguridad y protección durante el afeitado, fuese inventada por el estadounidense King Camp Gillette a finales del siglo XIX.

Gillette era un hombre muy viajero que se afeitaba a diario poniendo en peligro su rostro cuando se afeitaba en el trepidante lavabo de un tren. Tuvo la idea de fabricar un producto que fuera usado pocas veces y tuviera que ser desechado. Las maquinillas que proporcionaban protección durante el afeitado ya se habían fabricado a mediados del siglo XIX, pero aún usaban una navaja forjada.

La primera verdadera maquinilla de afeitar la inventaron los hermanos Kampfe en 1888. Esta maquinilla se caracterizaba por proteger la cuchilla del contacto excesivo con la piel. Sin embargo, sólo usaba una cuchilla que tenía que ser retirada para después afilarse. Gillette mejoró estos diseños e introdujo la nueva cuchilla de afeitar de usar y tirar. Estas antiguas maquinillas de afeitar utilizaban una sola cuchilla, en contraste con las maquinillas modernas multihoja.