Es Andújar ciudad solariega de noble arraigo. Su legado arquitectónico conservado permite observar la influencia manierista y barroca sobre una ciudad de tejido urbano medieval. La envidiable posición geográfica Isturgitana obligó a desarrollar un sistema defensivo de notable trascendencia medieval en varias fases constructivas que abarcan los siglos (IX-XV), hoy muy mermado, pero aún visible. Tras la ocupación cristina y la posterior llegada de las nuevas tendencias arquitectónicas de influencia italiana se produce un abandono paulatino del sistema defensivo a favor de la construcción de palacetes o casas solariegas de aquellos hidalgos herederos de la conquista cristiana. Este desarrollo urbano moderno con el correspondiente marco social y político adyacente, nos sitúan en el contexto histórico del bien cultural que nos atañe: el Palacio de los “Niños de Don Gome”. El nombre de tan singular arquitectura deriva del mecenazgo ejercido por Don Gome de Valdivia y Cárdena, hidalgo caballero de la Orden de Alcántara que consiguió gracias a su privilegiada posición social y económica el título de Regidor perpetuo de la villa de Andújar, municipio donde ejercerá su mecenazgo en las primeras décadas del siglo XVII edificando los elementos aún visibles y más reconocibles del palacio ubicado en la noble calle Maestra, singular construcción no ajena a la leyenda, por la cual el palacio pasará a ser conocido como: “Los Niños de Don Gome”.
Entre las principales particularidades que tiene el palacio merece especial mención el retranqueo de la portada respecto a la mencionada calle Maestra. Varios aspectos podemos relacionar con esta singular disposición. En primer lugar la verticalidad de la fachada, en forma de torre, que obliga a un forzoso retranqueo para observar el viandante la monumentalidad de la misma en un golpe de vista; de otro lado la adaptación a las estructuras medievales del entorno donde se construye el palacio, que pudieron condicionar en parte su ubicación. La planta del conjunto palaciego, ajena a los condicionantes de la fachada, destaca por su planteamiento clásico articulada en torno a un patio central, de planta regular sobre el que se articulan las estancias en dos alturas distribuidas tras las galerías de arcos de medio punto con columnas toscanas y escudos en las enjutas.
Las sucesivas modificaciones llevadas a cabo por los beneficiarios del palacio, entre ellos, Marqués de Sotomayor o Marqués de Valenciana, van transformando trazas y utilidad de los espacios en virtud de las nuevas tendencias artísticas y las necesidades de tan notorios propietarios. Estos cambios se acentúan incluso a finales del siglo XX tras la adquisición del palacio, en 1989, por parte del consistorio andujareño, cuya adecuación y eliminación de espacios anexos acentúan aún más la monumentalidad de la fachada-torre, otorgando mayor visibilidad a una clásica portada lateral en doble altura con arcos toscanos, convertida actualmente en la zona habitual de acceso y anexa al espacio de las caballerizas, cuya notoriedad es manifiesta. Mención especial, por su despliegue artístico, merece la torre convertida en fachada orientada a la calle Maestra. De planta cuadrada presenta en su lectura vertical un elegante facto manierista no ajeno a las nuevas formas de un neonato barroco. En su cuerpo inferior, almohadillado, dos columnas toscanas flanquean un adintelado vano de acceso. Un segundo cuerpo donde predomina una balconada central rematada con frontón curvo partido en cuyo interior presenta el escudo de Cárdenas. Esta balconada distribuye simétricamente, a ambos lados, elementos artísticos entre los que destacan dos atlantes sobre línea de cornisa, encima de los cuales se presentan sendos escudos, de Figueroa y Valdivia, a izquierda y derecha respectivamente, coronados, junto al anteriormente mencionado de Cárdenas, por dos águilas y un glifo. Rematando la parte superior cinco ménsulas prominentes elevan un cuerpo de cornisa rematado por cinco elementos heráldicos alusivos a los lazos matrimoniales y linaje de los ya mencionados hidalgos. Más allá de su monumental fachada, interesante resulta las infraestructura que encontramos en los sótanos del palacio, con una serie de estructuras abovedadas en ladrillo que conectan con unas galerías subterráneas interconectadas que recorren el subsuelo isturgitano. Actualmente ciego el acceso a esas galerías, el sótano es sede de la “Casa del Alfarero”, un espacio donde se presenta al turista la tradición y evolución de la práctica cerámica en la ciudad, heredada de aquellos alfares romanos de Isturgi que fueron referencia en Hispania.
Este palacio, tras ser sede de la Universidad de Otoño, actualmente se ha convertido en un espacio cultural de referencia para la ciudad de Andújar. La amplitud y versatilidad de espacios tanto exteriores como interiores le permiten conjugar el ser sede de colecciones permanentes como la ya referenciada “Casa del Alfarero” o la del Museo Arqueológico “Profesor Sotomayor”, con otras programaciones efímeras como exposiciones temporales, audiciones, conciertos, conferencias y eventos multidisciplinares. Este Bien de Interés Cultural es uno de los espacios históricos artísticos imprescindibles en la visita a la ciudad de Andújar, su entorno, continente y contenido son un libro abierto para profundizar en la historia de la ciudad Isturgitana.