La academia-peluquería de José Cárdenas es un referente del mundo del estilismo de la ciudad del Santo Rostro. Pocos son los viandantes que no conocen este emblemático establecimiento. Razones para ello no faltan: cortes de pelo con charlas amenizadas, ofrecimiento de infusiones, lecciones de historia ó un poco de fe, un atípico peluquero tiene la culpa de ello. Cárdenas trata a su clientela de una forma especial, es el secreto de su éxito. Conozcamos el trabajo de este estilista, con una vida marcada entre peine y tijera.

Entrevista con José Cárdenas, propietario

Pregunta.- ¿Cómo fueron sus inicios en el sector del estilismo?
Respuesta.- Me acerqué a este mundo a los 14 años, en 1981; mi madre, también peluquera, me llevó a una academia de la ciudad, donde estuve unos dos meses. Después lo dejé, trabajé de peón de escayolista, luego al ejército, pero al final, con apenas 18 años, retomé las tijeras, cogí el testigo de la empresa familiar y así hasta hoy, 37 años sirviendo a la vecindad.

P.- ¿Qué servicios ofrece su firma a la clientela jienense?
R.- Contamos tanto con peluquería de señoras como de caballeros: degradados, máquina, tijera clásica… a ritmo de entre 1.000 y 1.500 “tijeretazos” por corte. La juventud masculina demanda también permanentes, aparte de las mechas de toda la vida; en cuanto a las damas, trabajamos desde el amplio abanico de tintes hasta el baño de color, un poco de todo. Cuento con la gran ayuda de mi compañera Regina, y entre los dos solventamos todo tipo de servicios estilistas a los clientes. Es importante tratar de vivir bien, pero no “matarse a trabajar” como una tónica de continuo.

P.- En lo referente a la enseñanza, muchos peluqueros de la provincia han pasado por su academia; ¿Qué se necesita para formar a un estilista?
R.- Lo primero, amar a las personas, a los alumnos; sólo así se le puede transmitir el conocimiento oportuno. La experiencia vale de mucho, pero no lo es todo.

P.- Centrémonos ahora en su faceta como peluquero profesional, ¿ha cambiado mucho su profesión en los últimos años?
R.- Claro, el estado americano ha intervenido mucho. Cualquier peluquería masculina que se digne tiene que poner en su local un rótulo de “Barber Shop”. No deja de ser un sistema de marketing, pues el corte degradado que tanto se lleva ya estaba de moda con Elvis Presley en los 50. Volvemos a los orígenes, pues las tijeras y el peine es la base del negocio.

P.- Defina el tipo de clientela que entra por la puerta en el siglo XXI.
R.- La mayoría, clientela de barrio. Es la pura realidad. Estoy contento con mis clientes, sencillos y conocidos, padres de familia, sin olvidar los que vienen del resto de la ciudad y de pueblos cercanos. Una variopinta clientela.

P.- Me consta que esta peluquería es especial: charlas filosóficas, repaso a la historia, ofrecimiento de infusiones al cliente… ¿aprecia el mismo este trato?
R.- Sí, pues la gente es agradecida. Cada uno tiene la clientela que se merece, y creo que merezco la clientela que tengo, y ellos a sus estilistas.

P.- Al hilo de la pregunta anterior, ¿desmarcarse del resto es sinónimo de éxito?
R.- Sí, sobre todo si, aparte del corte en sí, trabajamos la inteligencia emocional. Hay que ser muy profesionales, pero ante todo verdaderas personas. Hay que destacar en virtudes como la puntualidad, trato al público, servicio, trato con equidad, etc., nos convierte en bellas personas.

P.- Pasemos al anectodario; ¿Qué “look” ha sido el más curioso que ha realizado?
R.- Un caballero con el pelo por la espalda, al que le dejamos un corte casi militar, cortito cortito, hubo que hacerlo en dos fases; también cambios totales en color de cabello de señoras.

P.- De cara al futuro: me gustaría saber su percepción sobre el mismo.
R.- Veo un futuro glorioso, a nivel social y económico. Irá a mejor, en todos los sentidos.

P.- Doy fe de su fe, valga la redundancia, pues siempre la está predicando con una sonrisa; ¿cómo ayudan sus creencias para su día a día?
R.- Claro que sí, pues la esperanza que tenemos en casa con respecto a la Biblia fomenta lo mejor, para todo tipo de personas, tanto para la sociedad como para el planeta. Cuento con una excelente expectativa de futuro para todos, sin duda alguna.

P.- Como broche final, un consejo para los futuros peluqueros, que de esto algo sabrá.
R.- Mucha tenacidad, buena diligencia… y atender bien a quien venga a tu casa. Las personas, el público en general, se merecen un trato amable. Algo fundamental para llevar una empresa.

Texto y fotos: Manuel Miró