Los protagonistas del presente número de nuestra revista son uno de los colectivos más queridos por los Jienenses: el Cuerpo de Bomberos Profesionales. Entregados como pocos al servicio del ciudadano, porque nunca se sabe qué tipo de emergencia pasará en una guardia. Preparados hasta lo indecible, manejan por igual tanto una radial como una manguera, están capacitados para realizar una rcp, gracias a su instrucción y alma dedicatoria a los demás.

Nunca se sabe lo indispensables que son hasta que no se les necesita, por ello hemos de potenciar su labor para que nos sintamos seguros. Una piedra angular en la ciudad.

Conozcamos más sobre nuestros bomberos, una entidad con más de 100 años de historia. Pese a contar con varios parques de bomberos en la provincia (Linares, Andújar, Orcera, La Carolina, Alcalá La Real, etc., y dos nuevos proyectos) las instalaciones de la capital jienense son las que más “solera” tienen: han superado los 100 años de trayectoria. Una cifra nada desdeñable, que ha conocido tres siglos distintos, con una única finalidad: el servicio al ciudadano.

De izquierda a derecha, plantilla de bomberos de Jaén en 1940 y plantilla en 1975. A la derecha, incendio en la zona de Puente de la Sierra

Manuel Troyano, uno de los integrantes de la actual plantilla, nos pone en tesitura sobre la historia del emblemático cuerpo, y no es por azar, pues este bombero-conductor también tiene habilidad con la pluma y la historia, manguera aparte: está terminando una nueva publicación sobre la historia de su colectivo. Nos cuenta que Jaén, como tal, arranca el servicio con las milicias urbanas, en el año 1855, pasando a cuerpo de bomberos voluntario, 32 años más tarde, en 1887; eran épocas confusas, donde se imprime el primer reglamento bien establecido, se regulan normas, vestimentas y herramientas gracias a la labor de Manuel de Guindos, técnico del consistorio, puesto que hasta esa fecha los enseres básicos no iban mucho más allá de la cubeta, pico y pala; ya se cuenta con una bomba de agua, pero tenía que entrar el siglo XX en escena para regularizar el cuerpo como tal, en 1918, con Pedro Huesa. El servicio se profesionaliza. Pese a seguir siendo voluntarios, el ayuntamiento retribuía a estos entregados trabajadores. Finalmente, en plena guerra civil, se organiza la institución correctamente, pasando a ser funcionarios dichos operarios. Un apunte: en plena contienda desaparece temporalmente el parque de bomberos como tal, pero el sentido del deber de sus entregados trabajadores les hace seguir con su labor, pese a ser de manera altruista. Ahí es nada.

Vamos con la actualidad. Hoy en día, la plantilla es de 70 bomberos, algo escasa, pero con la misma entrega que siempre. Las horas extras no merman su compromiso de dedicación a los ciudadanos, pero no estaría de más ampliar operarios para librar, en parte, el exceso de trabajo del colectivo, llegando a los datos de los 90, donde 103 bomberos velaban por nuestra seguridad. Datos aparte, Troyano nos instruye de cómo se ha profesionalizado la labor del cuerpo, pasando de los albañiles, carpinteros y fontaneros de sus inicios hasta la intensa preparación de nuestros bomberos del siglo XXI; nociones de manejo de herramientas, conducción, conocimientos sanitarios, forma física, deben estar preparados, pues si no fuera así difícilmente podrían ejecutar cualquier labor que se les solicite. Multiservicios total.

Izq.: Simulacro de accidente en marzo de 2016 en la catedral. Dcha.: Torreta de entrenamiento.

Una jornada en el parque de bomberos nunca es la misma. Entre sus cometidos diarios revisan todo el material, entrenan, permanecen conectados a todos los cuerpos de seguridad, etc., pueden ser guardias livianas o duras, nunca se sabe; durante la realización del presente reportaje entró un servicio de rescate a un senderista, y en cuestión de segundos un equipo salió en su auxilio. El resto del personal, cada uno con su labor, velando por la ciudad.

Estos bomberos tienen un concepto de familia, pues son muchas horas de convivencia. Unos descansan, otros hacen la comida mientras el resto hace guardia, como en cualquier casa, pero disciplina militar, para que nada falle.

Tocamos ahora el tema de vehículos e infraestructura: los camiones, trajes especiales y dependencias están más modernizadas que nunca. Lejos han quedado los Ebro y los Pegaso de antaño que siendo (aún) casi indestructibles han dado paso a unos vehículos con la última tecnología, pero que precisan, hoy al igual que ayer, del buen hacer del equipo humano que los guía. Los trajes de tela y las botas de cuerpo han dado paso a botas y ropa ignífuga, ganando en seguridad. Todas las zonas del parque (impolutas) están optimizadas para una gestión óptima, con respuesta rápida para el servicio. Ahí gana el presente con goleada.

Izq.: Una actuación de los bomberos. Centro: participantes en el concurso ‘Bomber Chef’ el 26 de abril de 2016. Dcha.: preparando la equipación antes de un rescate.

En lo a referente a los mitos, Troyano desmonta muchos de ellos: “no es tanto que los bomberos ligan, es más el uniforme”, detalla, y lo de las “ideas de bombero” las achaca a la capacidad de solventar problemas sobre la marcha. También hace mención a historias para recordar (y otras que no) como la cierta inexperiencia en sus inicios y la triste pérdida de compañeros en incendios. Este bombero detalla que su Cuerpo se siente querido por la ciudadanía, máxime por el auge de las redes sociales. Toca despedirnos. Dejamos a nuestros “veladores contra el fuego” haciendo lo que mejor saben: cuidando de su ciudad, mande quien mande y vengan los servicios que vengan. Larga vida al colectivo.

Texto: Manuel Miró Fotos: M.Miró y Bomberos de Jaén