Rafael Maza Montero / Médico jubilado
(especialidad Pediatría). Rastreador

Ciertamente estamos viviendo una época muy diferente a la que estábamos acostumbrados. Es como si, en un abrir y cerrar de ojos, hubiéramos perdido la salud. Una salud que disfrutábamos sin tenerla catalogada en todo su valor y, solo una vez perdida, empezáramos a darnos cuenta de que, en cierta medida, habíamos perdido buena parte de nuestra libertad. Libertad lo es todo: salir a pasear, una tertulia con amigos, escuchar un concierto, ir al cine, una sobremesa familiar, viajar, estudiar un idioma o cualquier tema de tu interés y un interminable rosario de actividades. Y todo por culpa de un virus que ni siquiera tiene vida: el SARS-CoV-2, que ese es su nombre, causante de la enfermedad Covid-19.

El mundo entero está luchando para lograr, cuanto antes, volver a la normalidad perdida. Todos tenemos la obligación de luchar contra un enemigo común.

Evidentemente las aportaciones individuales serán muy diferentes, pero todas, absolutamente todas, serán válidas. Será válido desde el “CUÍDATE MÁS DE LO QUE TE OBLIGUEN”, hasta la investigación más especializada en enfermedades infecciosas y/o virología. Hay que tener muy claro que, si no se siguen todas las normas para evitar contagios, la pandemia se alargará con toda la problemática que ello arrastraría. Hay muchas personas y colectivos que, por su profesión, están realizando una labor de un mérito indudable que, en ocasiones, llega a la heroicidad. Ahí tenemos a sanitarios, bomberos, militares y fuerzas de orden público, transportistas y un largo etcétera.

Hay que tener muy presente que una conducta inapropiada por nuestra parte pone en riesgo vidas humanas al poder llegar a situaciones extremas que colapsen todo el sistema sanitario. De igual modo, es necesario comprender que una conducta negligente por una parte lleva a otra parte a una disminución de su eficacia, desbordada su capacidad de trabajo. No podemos pedir y esperar que unos se sacrifiquen – ¡ellos y sus familiares!- y otros “pasen” del tema.

Para terminar quiero referirme a un numeroso grupo de voluntarios jubilados que, con formación sanitaria, ofrecen su colaboración a esta lucha, con el único deseo de favorecer a la comunidad. Me refiero a un grupo que, con el nombre de ‘Rastreadores’, siguen enfermos diagnosticados, les resuelven dudas, tratan de localizar a las personas con las que han estado, manteniendo lo que llamamos “contactos estrechos” (más de 15 minutos hablando a menos de 1,5 metros de distancia). Los enfermos diagnosticados deben aislarse durante, al menos, 10 días y solo obtendrán el alta cuando no tengan síntomas y lleven 3 días sin fiebre. Los que han tenido contacto con enfermos, deben guardar cuarentena que, si es posible, será en su domicilio.

Un dato que considero del máximo interés: el enfermo de la Covid-19 es MUY CONTAGIOSO ANTES de tener síntoma alguno, cuando se siente absolutamente sano. Y es precisamente en esos 2-3 días ANTES de iniciar la enfermedad, cuando tiene lugar su MÁXIMA CONTAGIOSIDAD, superior aún a los días en que la enfermedad está plenamente establecida.España es un gran país y tierra de María Santísima – nuestra protectora- que tiene, más que merecido, todo el esfuerzo que podamos hacer cada uno de nosotros para situarlo en el lugar que le pertenece por su rica historia, venciendo todas las adversidades que se nos pongan por delante.