Todas las sociedades del planeta, en mayor o menor medida, son consumidoras de energía. La mayor parte de energía que se consume en nuestra sociedad proviene de fuentes no renovables, ya sean de combustibles fósiles (carbón, petróleo, gas natural…) como de energía nuclear, generando un impacto negativo sobre el medio ambiente. Un punto a destacar sobre las energías renovables es que pueden ser aplicadas y aprovechadas a nivel local, disminuyendo la dependencia de las poblaciones hacia los grandes productores de energía. La principal ventaja de las energías renovables es que son limpias, teniendo nulo o bajo impacto negativo sobre el medio ambiente, pero existen muchas otras ventajas respecto a las fuentes convencionales de energía.

Para ponernos un poco en situación, la primera pregunta que debemos hacernos es, ¿que son y cuáles son las principales fuentes de energía renovable que existen en la actualidad? Pues bien, las energías renovables son aquellas que se obtienen de fuentes naturales que producen energía de manera inagotable e indefinida. Asimismo, son energías renovables las que se obtienen de fuentes que se regeneran con el tiempo de manera natural, por ejemplo, la masa forestal. Entre las principales fuentes de energía renovable encontramos: la solar, procedente del Sol; la eólica, procedente del viento; la hidráulica, procedente de ríos y corrientes de agua dulce; la mareomotriz, de mares y océanos; la undimotriz, del movimiento de las olas; la geotérmica, procedente del calor de la Tierra; la biomasa, procedente de la materia orgánica.

Profundicemos un poco más acerca de cada una de ellas. La energía solar se obtiene a partir de la radiación solar. Existen dos tipos de energía solar, la fotovoltaica, que mediante placas solares absorben la radiación para transformarla en electricidad que puede ser almacenada o volcada a la red eléctrica, y la térmica o termosolar, que aprovecha el poder calorífico de la radiación solar para calentar el agua de manera directa, y además, con el vapor generado por el agua caliente, se puede producir electricidad a través de una turbina de manera indirecta. La energía eólica es producida por el viento que se genera aprovechando la energía cinética de las corrientes de aire para transformarse en energía eléctrica mediante sus aerogeneradores (molinos). El movimiento de las masas de aire se produce por la diferencia de presión, y para generar energía eléctrica hay que considerar la energía cinética del viento, su dirección, su velocidad y su densidad. La energía hidráulica se genera por la acción de las corrientes o saltos de agua y mareas, existiendo dos maneras de obtenerla: mediante la denominada energía hidráulica verde, que aprovecha la corriente natural del agua sin frenar su avance, y la energía hidráulica con represas, que requiere de la construcción de presas y embalses para producir electricidad en las centrales hidroeléctricas. La mareomotriz y undimotriz, también llamada energía del mar, se produce, en el primer caso, mediante el aprovechamiento de las mareas que, mediante el uso de un alternador, genera electricidad, transformando así la energía mareomotriz en energía renovable, y, en el segundo caso, mediante el aprovechamiento de la fuerza de las olas. La energía geotérmica nace en el corazón de la Tierra, que aprovecha las altas temperaturas de yacimientos bajo la superficie terrestre (fundamentalmente volcánicos) para la generación de energía a través del calor. La biomasa es una de las formas más ecológicas y económicas de generar energía eléctrica, consistente en la combustión de residuos orgánicos de origen animal o vegetal.

La principal ventaja de las energías renovables es que son limpias, es decir, tienen un nulo o bajo impacto negativo sobre el medio ambiente, pero existen muchas otras ventajas respecto a las fuentes convencionales de energía, como la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero que ayudan a frenar el calentamiento global, la reducción de costes de producción energética y dependencia hacia grandes potencias energéticas y países con reservas de combustibles fósiles, y, como mencionábamos anteriormente, producen energía indefinida al obtenerse de fuentes de energía ilimitadas.

Energías renovables en España.- Las energías renovables en la historia de nuestro país han jugado un papel secundario en cuanto a producción energética, muy por debajo de las fuentes de energía convencionales, es decir, las no renovables. No obstante, en la actualidad se están desarrollando actuaciones para su impulso y extensión. Tradicionalmente, la fuente de energía renovable más utilizada en España ha sido la hidráulica que, como dato, en 1940 producía el 92% de la energía total del país. A pesar de ello, nuestras condiciones climatológicas son favorables para la energía solar y la eólica, que han pasado a ocupar un papel fundamental en la producción de energía renovable. Según un informe difundido por la Fundación Naturgy, España alcanzó en 2019 una producción de energía renovable del 40%. Siendo las energías renovables que más contribuyen a la producción energética: la eólica -segunda fuente energética de nuestro país por detrás de la nuclear- con un 55%, la hidráulica con un 20% y la solar con un 9%.

El despliegue de las renovables en España, que se ha fijado tener un sistema eléctrico 100% renovable antes de 2050, permitirá aprovechar su potencial en términos de generación de empleo, actividad económica y competitividad, en línea con el “Pacto Verde Europeo” para la recuperación económica.

El sector energético es intensivo en inversiones y se mueve en el largo plazo. Estas particularidades necesitan de una regulación estable, predecible y duradera. Sin embargo, “los últimos años se han caracterizado por los cambios regulatorios y la inseguridad jurídica”, como indica el abogado Luis Fernando León.

Para ello, el pasado mes de junio, el Gobierno de España aprobaba un Real Decreto Ley con medidas para impulsar las energías renovables y favorecer la reactivación económica del país. Esta norma elimina barreras para el despliegue masivo fuentes renovables, define nuevos modelos de negocio y fomenta la eficiencia energética. “La normativa contenida en el Real Decreto-ley supondrá indudablemente cambios de calado en el sector de la energía renovable”, como señala nuestro abogado, Luis Fernando León. El Real Decreto-Ley contiene un claro incentivo para la repotenciación e hibridación de las existentes, incluyendo la introducción de sistemas de almacenamiento, con el objetivo de lograr un mejor aprovechamiento del recurso. La flexibilización de los trámites administrativos para la construcción y operación de proyectos y la próxima creación de un sistema de subastas pretende favorecer la atracción de capital a un sector que había atraído un volumen de inversión muy considerable con multitud de proyectos en tramitación, desarrollo y ejecución. No obstante, “la moratoria introducida inadmitiendo las solicitudes de nuevos accesos y los aspectos que se anuncian pero que quedan pendientes de desarrollo introducen cierta incertidumbre que todos esperamos que pueda despejarse en un plazo breve para que la norma pueda cumplir su finalidad declarada”, concluye.

Los inmuebles de nueva construcción deberán ser de consumo casi nulo.- A partir de este año, toda nueva construcción deberá ser de consumo casi nulo. Así lo señala el Documento Básico de Ahorro de Energía (DB-HE) que está incluido dentro del Código Técnico de la Edificación (CTE). Esto no significa que el edificio no consuma energía, sino que su diseño minimice lo máximo posible ese consumo. Para ello, son necesarias varias acciones a realizar, mejorando los aislamientos de la vivienda y evitando al máximo las filtraciones de aire, como señala el profesor universitario de Ingeniería Civil y de la Edificación, Joaquín Fuentes del Burgo.

Algunos de esos componentes y soluciones para la construcción de los nuevos edificios con consumo casi nulo pasan por tener un buen aislamiento térmico, carpinterías y cerramientos de calidad (ventanas, puertas…), elementos que consuman poca energía y tengan muy buena eficiencia, y el uso de equipos de energías renovables. Estos equipos de energías renovables pueden ser, o bien de energía solar térmica, o bien de energía solar fotovoltaica, ya que, como explica Fuentes del Burgo, “la energía eólica en edificación, sobre todo en núcleo urbano, no tiene mucha demanda debido a dos motivos. El primero de ellos, que el viento entre edificios no llega bien a los generadores, y el segundo, el ruido. Se están desarrollando equipos para ello, pero aún se necesita mucha innovación para que, por ejemplo, un minigenerador eólico, a una velocidad baja del viento, genere una electricidad sin el problema de que cause molestias a los vecinos”. Por tanto, centrándonos en la producción de energía que debe tener ese edificio, ya sea fotovoltaica o térmica, la primera de ellas tiene unos rendimientos muy bajos, “estamos hablando de eficiencias que andan entre el 12% y 18% en el mejor de los casos. La térmica puede tener mejores rendimientos con equipos regulares buenos con entre un 50% y 60%”, señala Fuentes del Burgo. Y ¿qué se puede producir con una energía solar térmica? Pues en edificios comunitarios, por ejemplo, el agua caliente.

En cuanto a la fotovoltaica, aun con la ley actual de autoconsumo que modificó el gobierno, tiene sus limitaciones, “porque si uno quiere producir la potencia eléctrica que demanda un edificio, se necesita espacio, asimismo con la térmica”. Es decir, pongamos como ejemplo que contamos con otros edificios alrededor del nuestro que nos generan sombra, eso se traduce en que dificultará la producción de esa energía. Por eso, en la última edición del Documento Básico de Ahorro de Energía del Código Técnico de la Edificación, se prima el uso de la aerotermia (bombas de calor), que extrae energía contenida en el aire y aporta calefacción en invierno, refrigeración en verano, e incluso, agua caliente todo el año, que, cumpliendo unos requisitos específicos, y en esto los fabricantes se han “puesto las pilas”, se le puede “considerar” como una renovable.

Otra pregunta que debemos hacernos es ¿cuánto va a suponer construir este edificio de consumo de energía casi nulo?, por lo cual, ¿cuánto nos costará nuestro piso? Aquí surgen muchas dudas, porque, “si el piso de, por ejemplo, 90m2 que me costaba ‘X’ y ahora me va a salir por ‘X’ más un plus, que no sabemos cuánto es, a lo mejor en vez de un piso de 90m2 me tengo que comprar un piso de menos superficie”. Para que nos entendamos, “un edificio así es costoso, y la filosofía que hay ahora es pagarlo al contado para ir ahorrándonos un dinero en la factura mensual del consumo energético de ese edifico”. Por ejemplo, “si colocamos una caldera buena, su precio es elevado pero nos ahorraremos en el consumo energético, si por el contrario colocamos una caldera mala, nos costará poco, pero todos los meses estaremos pagando mucho más de consumo energético”, indica Fuentes del Burgo.

Y hablando de calderas, hablemos acerca de las calderas de biomasa que utilizan como fuente de energía los pellet. Hoy por hoy el pellet no tiene la misma carga impositiva que tiene el gas o el gasóleo, pero ¿siempre será así o tal vez cuando un porcentaje importante de gente tenga calderas de pellet habrá que pagar más impuestos y no será tan barato? Y aquí pondremos el ejemplo del gas, que cuando empezó la red gasística en los años 80 y 90 el gas era muy barato y ahora está encarecido.

Las energías renovables a día de hoy tienen sus limitaciones, no en recursos pero si en los equipos de rendimiento con los que contamos. Tenemos sol, tenemos viento, tenemos agua… “pero de nada sirve colocar metros y metros de, por ejemplo, placas fotovoltaicas, si por la noche no se puede almacenar esa energía, es decir, no contamos con un sistema todavía efectivo y útil que permita almacenar grandes cantidades de esa energía eléctrica que se puede producir por el día”, como apunta Fuentes del Burgo. Si bien, se están desarrollando cosas muy interesantes, como las pilas de hidrógeno, y tal vez el futuro este por ahí.

Un futuro que pasa por las Smart Citys (Ciudades Inteligentes) bajo el concepto de las Smart Grid (Red Eléctrica Inteligente). Básicamente este concepto es poder introducir dentro o cerca de las ciudades pequeños generadores de energía (fotovoltaicos, eólicos…), lo que entendemos también como huerto solar, para poder gestionar la producción de esa energía para introducirla dentro de la red. Fuentes del Burgo señala que “se va avanzando en este sentido, pero hay que realizar una inversión muy importante, y al final, se cuenta con el hándicap de que las empresas eléctricas ya tienen hechas unas inversiones anteriores y es algo que no se amortiza en poco tiempo”. Si bien, “la tendencia es que, para el 2050, la producción de renovables en general tiene que llegar al 50%, a ser posible más. Ahora mismo, de aquí al 2030, el porcentaje estimado es que en renovables y eficiencia energética se intente llegar al 40%, indica Fuentes del Burgo.
En definitiva, se van a construir edificios de energía casi nulos, para ello se da un mix de opciones para intentar conseguir ese edificio. Pero cuando llegue el momento de construirlo, ¿vamos a tener gente que pueda comprar ese edificio? Y sí, es necesario hacer ese tipo de edificaciones, hay que hacer ese esfuerzo e intentar construirlo con la mejor calidad posible para minimizar el impacto medioambiental, pero, ¿la economía española está en condiciones de permitírselo? para ello se necesita ser coherente y buscar soluciones inteligentes, concluye Fuentes del Burgo.

 

Producir y vender energía a la red eléctrica: Huertos Solares

Las ventajas de producir y vender energía solar y cualquier tipo de energía renovables no solamente tienen significado económico, sino también social y medioambiental. Estas ventajas son la generación de una alta rentabilidad, sobre todo a largo plazo, donde el riesgo de pérdidas en la inversión es mínimo. A su vez, se obtienen grandes ventajas fiscales sobre el impuesto de sociedades, se impulsa y se fomenta el consumo de energías renovables, reduce la dependencia energética y ayuda a frenar el cambio climático.

Entre las instalaciones de energía solar fotovoltaica que se instalan en nuestro país podemos encontrar instalaciones en edificios o viviendas unifamiliares, sobre sus cubiertas, ya que les supone una rentabilidad y ahorro en su consumo mensual. Por otro lado están las instalaciones fotovoltaicas en cubiertas industriales, favoreciendo el consumo de energía y aprovechando la red eléctrica que ya existe. Pero, ¿qué son y que rentabilidad tienen? Para todos aquellos que no lo sepan, un huerto solar es un recinto o parcela que contiene una instalación comunitaria de placas solares fotovoltaicas. Estas placas pertenecen a uno o varios inversores independientes que comparten un mismo recinto y sus infraestructuras con el objetivo de producir energía a escala pequeña para venderla a la red eléctrica y obtener un beneficio.

La inversión en huertos solares está en auge debido a la necesidad y desarrollo que están teniendo las energías renovables. De hecho, varias comunidades autónomas de nuestro país subvencionan estos huertos solares para un desarrollo energético sostenible. Por otro lado, también está la opción de comprar huertos solares ya instalados o comprar un espacio de esa parcela para colocar nuestras placas fotovoltaicas.

En cuanto a sus beneficios y rentabilidad decir que, al compartir los gastos entre los asociados la inversión inicial es menor y es económicamente rentable en su obtención por las condiciones de la energía solar. A su vez, son cada vez más las compañías de electricidad que quieren comprar energía. Para que nos hagamos una idea, una hectárea de huerto solar puede producir energía para el consumo de unas 100 familias. Con los gastos compartidos y con los beneficios que se obtienen de la venta de energía, un huerto solar puede comenzar a autofinanciarse a partir de los 12 o 13 años, quedando los gastos cubiertos y obteniendo ingresos únicamente.

 

 

Texto: Ayer&hoy
Fotos: Pixabay