Arquitectura historicista de beneficencia en territorio minero

Antonio Salas Sola / Historiador del Arte y
Gestor Cultural.

La ciudad de Linares guarda celosa el privilegio de ser sujeto paciente de episodios notorios que trascienden mas allá de lo anecdótico hasta convertirse en hitos que marcarán para siempre la historia de esta ciudad. Así se entiende que fuese en esta tierra minera donde se fraguase la alianza oretana y cartaginesa a través de los desposorios de Aníbal Barca y la joven Himilce inmortalizando para siempre la historia de Cástulo, ciudad iberromana, que refleja como pocas la riqueza arqueológica de la provincia Jiennense, tierra que vio nacer a linarenses universales como Raphael o Andrés Segovia cuyas musas han inspirado a generaciones que exponen Linares al mundo como una ciudad cultural de amplio espectro, donde tienen cabida desde historias de sangre y albero a sonadas batallas sobre el tablero de ajedrez.

Semejante caldo de cultivo ha mantenido vivo el mecenazgo artístico de aquellos que vieron en Linares un lugar para perpetuar su memoria como es el caso de José de Murga y Reolid y Raimunda de Osorio y Ortega, Marqueses de Linares, a través de la fundación de un hospital de beneficencia, que fuese atendido durante décadas por la congregación de las Hermanas de la Caridad.

Izq.: Mausoleo en bronce y mármol donde reposan los restos de los marqueses, Don José de Murga y Reolid y Doña Raimunda de Osorio y Ortega. Dcha.: Fotografía de la portada del edificio en primer plano. (Fotos: TURISMO LINARES. Concejalía de Turismo del Ayuntamiento de Linares). 

El hospital, construido a inicios del siglo XX, es fiel reflejo de la corriente historicista que invade las nuevas fundaciones arquitectónicas que se realizan en la provincia de Jaén en este periodo. El caso que nos atañe experimenta la estética neogótica con iconos muy reconocibles tanto en los elementos estructurales y decorativos externos (arcos apuntados, polilobulados, cresterías o pináculos) como en los espacios interiores, especialmente en la capilla y cripta. Finalizado en 1917, su primitivo nombre se adscribe a los patronos de los citados marqueses, San José y San Raimundo comenzando una actividad de hospicio caritativo, que vino a reforzar la alta demanda de atención sanitaria que experimentó la ciudad de Linares como consecuencia de su industrialización, predominando la atención especializada a las enfermedades propias de los mineros como silicosis o saturnismo, intervenciones ginecológicas y como centro receptor de los más innovadores avances farmacológicos.

Arquitectónicamente el hospital presenta una curiosa distribución con forma de H invertida con un enorme patio sobre el que se distribuyen, a modo de brazos, los distintos pabellones hospitalarios, capilla y cripta. Será precisamente el espacio de capilla y cripta uno de los espacios arquitectónicos más espectaculares y simbólicos ya que reflejan la indisoluble unión que antaño reflejaba lo religioso y lo sanitario. La capilla es un espacio diáfano de gran amplitud, luminosidad y verticalidad plagado de reminiscencias al estilo gótico, especialmente visible en las galerías laterales, vidrieras, pilastras y las nervaduras que conforman las bóvedas de crucería. Actualmente, la capilla carece de función religiosa en beneficio de un aprovechamiento como espacio multicultural en el que tiene cabida desde conferencias y congresos a conciertos. La capilla articula la actual visita al espacio, siendo el lugar desde el cual se accede a la cripta. Esta, construida por voluntad de sus fundadores, es el espacio artísticamente más peculiar del edifico. Sobrecogedora, sobria y exenta de ornato, centra la perspectiva en el impresionante sepulcro de mármol blanco y toques de bronce realizado por el escultor Lorenzo Coullaut Valera cuya iconografía, impregnada de acertado realismo escultórico, exalta las virtudes caritativas y voluntades religiosas de los marqueses, los cuales desde 1918 yacen en su interior cumpliendo su voluntad testamentaria. La Cripta se completa con la presencia de imaginería religiosa alusiva a la onomástica de los marqueses realizadas también por el mencionado escultor, al que se dedica un espacio interpretativo.

Dos instantáneas de la capilla del hospital.

El hospital conservó sus funciones hasta el tercer cuarto del siglo XX sufriendo desde entonces un abandono paulatino que mermará notablemente el estado de conservación de las principales estancias, las cuales volverán a recobrar el esplendor original a partir del año 2007, fecha en la que finaliza un acertado proceso de restauración y puesta en valor del edificio. La nueva intervención viene acompañada de un proyecto museográfico para dotar de contenido didáctico las estancias anexas a la capilla, dedicándose actualmente a mostrar desde la propia historia del edificio a una notable muestra del patrimonio artístico-religioso que atesora la fundación, además de dedicar un espacio al material médico-quirúrgico utilizado en las principales intervenciones realizadas en el hospital, recreando un paritorio que se puede catalogar como historia viva de la medicina en la España de mediados siglo XX. Historia de un edificio que va indisolublemente ligada a la historia de Linares desde el 29 de Agosto de 1947, cuando el diestro Manolete pierde la vida en una de sus habitaciones tras la cogida sufrida horas antes en el coso linarense de Santa Margarita. Este hecho, ilustrado con todo lujo de detalles, completa el actual programa museográfico dedicado a la trayectoria vital del hospital que en su conjunto, a día de hoy, se ha convertido en uno de los espacios indispensable para aquel que visita la ciudad de Linares.