150 años de vida y comercio cerca de los vecinos de la capital jiennense

Fue en el invierno de 1868 cuando, el entonces alcalde de la ciudad de Jaén, Francisco Guerrero, anunció la apertura del mercado de abastos de la zona centro de la capital. Año y medio después, el 8 de junio de 1870, la Plaza se convertía en el antepasado del mercado que hoy conocemos, dando lugar a la desaparición de los puestos ambulantes que precedían esta construcción como mercado de abastos. Como curiosidad que tal vez los lectores pasen por alto, hemos de recordar la complicación de la venta en esta época, ya que estos puestos sólo permanecían activos media mañana, pues no tenían cámaras frigoríficas y debían mantener su producto sobre hielos para mantenerlo fresco.

Finalmente, el mercado tomó su nombre (Mercado de San Francisco) por su construcción, hecha sobre las huertas del desamortizado Convento San Francisco. Al iniciarse la década de los 40 del siglo XX, volvió a modernizarse y tomó forma como el mercado que hoy conocemos. La gran reforma llevó a los puestos al Portillo de San Jerónimo durante 4 años aproximadamente hasta que pudieron acomodarse en las nuevas instalaciones. Ha pasado tiempo, mejoras, deterioros o cambios, obras dentro y fuera de éste, cambios de gobierno o de estación, pero, sobre todo, han pasado años y han pasado cinco generaciones de familias dedicadas a la venta en el mercado.

La innovación es posible.- Nos atiende Verónica Toledano, presidenta de la Asociación sin ánimo de lucro del Mercado San Francisco desde enero de 2019 conocida como miembro de la familia Toledano, que tanta carne ha vendido a las familias jiennenses. Ella tomó el mando de la carnicería de su padre, Agustín Toledano, y montó sus dos propios negocios: un puesto de comida precocinada y un gastrobar. La innovación en un lugar tan clásico como el mercado de abastos es más que posible, nos demuestra Verónica y muchas más personas que llegan apostando por nuevos negocios en estas generaciones jóvenes.

Izq.: Ana Castillo en su puesto de frutas y verduras.Centro: Ana Castillo junto a su marido, Pepe Angulo, en el puesto durante la década de los 80. Dcha.: fuente del mercado de San Francisco junto a la puerta de las Atarazanas en el año 1875.

Verónica recuerda el Mercado desde que era pequeña con mucho cariño: “Salíamos del colegio e íbamos al mercado a esperar a que nuestros padres terminasen de trabajar. Nos juntábamos con otros niños y jugábamos, allí hicimos nuestras primeras amistades. Sin duda, éramos una familia”. Hace memoria, sobre todo, de las historias que le contaba su padre cuando era él el pequeño de una familia de vendedores en el mercado. “Ha habido hasta parejas que se han conocido allí y se han casado, uniendo así sus puestos de trabajo. El grupo de amigos de mi padre estaba allí, ellos pasaban los días en el mercado al volver del colegio y jugaban además de aprender el oficio. Todos se conocían con todos, los niños siempre rondaban por el puesto de Ángel “el panadero”, o “Ángel “el del bacalao”, que siempre les daba chocolatinas a los niños… Allí vivían familias. Abuelos, padres, hijos…”.

De un tiempo a esta parte, Verónica nos cuenta cómo se ha ido modernizando el mercado creando nuevos sistemas de negocio: droguerías, panaderías, comida preparada o puestos con producto distintivo a los demás.

No podemos evitar preguntarle a Verónica, tras toda una vida conociendo el mercado, la diferencia entre la compra de antaño y la actual: “Antiguamente, las mujeres nos dedicábamos al mantenimiento del hogar, la cocina y el cuidado de los niños. Actualmente, somos mujeres trabajadoras, el tiempo para hacer las compras es limitado y mucha gente acaba acudiendo a grandes superficies por comodidad de horario”.

La peatonalización de la zona centro jiennense, además, no ha sido muy de su agrado: “No le ha venido bien a ningún negocio del centro. Ya no tenemos la comodidad de poder acceder en coche, sino que hay que subir andando y, tal vez, el jiennense es muy cómodo, pero tampoco ayuda el servicio público de transporte. ¿Y si pusieran el tranvía a funcionar? ¡Igual la gente se animaba más a subir al centro y el comercio de la zona no moriría…!”, nos explica Verónica.

Izq.: Mercado al aire libre en 1904. Centro: Puesto de carnicería de Pedro Ortega antiguamente. Dcha.: Mercado de abastos al aire libre también en épocas pretéritas.

La apertura del nuevo centro comercial de la capital tampoco prevé mucha salud para el negocio local, aunque es cierto que el mercado tiene una buena ubicación y unos alrededores acertados. “Es muy buena la fama del mercado. Vienen muchos restaurantes de la provincia a comprar, aunque se nota que ahora cuentan con proveedores que se lo llevan al propio restaurante para evitar desplazamientos. Tenemos fechas buenas, como Navidad, verano con las barbacoas, Semana Santa…

Nosotros y nosotras, dentro de la Asociación, luchamos para que el mercado no muera adaptándonos a los nuevos tiempos. Queremos introducir una jornada semanal de tardes para poder ajustarnos a los horarios de los consumidores que por cuestión de trabajo no pueden venir. También existe una plataforma por parte de una empresa privada que hace que algunos puestos tengan presencia también en internet, aunque no podemos negar que lo tradicional de la compra en el mercado es poder ver el producto en persona y crear un vínculo con el tendero, que al final te cuida y cuida porque te lleves la mejor calidad a casa”, relataba Verónica Toledano.

Si es cuestión de mejorar, Verónica nos cuenta que el Ayuntamiento de Jaén debería tomarse en serio el único acceso que tienen. Cuando la calle debe cortarse por algo, esto perjudica gravemente a los negocios. El parking, nos relata, también es demasiado pequeño y no siempre se usa exclusivamente para el mercado, como debería ser. “Si se consiguiesen tomar ciertas medidas para apoyar el comercio local y en concreto nuestro mercado de abastos de la zona sur, probablemente podríamos plantarle más cara a las grandes superficies”. Y, es que, las nuevas generaciones siguen llegando, tomando el relevo de su familia y renovando el puesto familiar acorde con las necesidades o deseos de los clientes que, pasen los años que pasen, siempre encontrarán en el Mercado de San Francisco más de 100 puestos a los que acudir para que te traten… Como en casa.

Texto: Mery Espinosa Barta
Fotos: Cedidas por Verónica Toledano, Pedro Ortega y José Blanca