Binomio artístico de la Jaén de vanguardia

Antonio Salas Sola / Historiador del Arte y
Gestor Cultural.

Jaén atesora un patrimonio histórico-artístico de incuestionable valor. Al recorrer la provincia el turista puede viajar al tiempo de los íberos o perderse por sus innumerables castillos; recrear las batallas que han modelado su historia o descubrir el acento artístico del Renacimiento del sur. En este recorrido por la provincia no son pocos los protagonistas que han forjado su historia, algunos nacidos entre olivares, otros adoptados por ellos. En la inagotable nómina de insignes personajes jiennenses hoy detenemos la mirada ante el semblante de dos artistas de conducta vital intachable que representan en su obra la grandeza y humildad de esta tierra. El uno por pintor, Maestro Zabaleta, el otro por poeta, Miguel Hernández, inmortalizaron como pocos con pincel y pluma al pueblo, a la Jaén rural, esa de los olivos milenarios.

Fue Quesada, municipio inmerso en el parque natural de la Sierra de Cazorla, Segura y Las Villas, ese en cuyo término nace el Guadalquivir, el que unió bajo un mismo techo el legado material de dos personajes comprometidos con esta tierra y que representa la pródiga de dos artistas contemporáneos encuadrados en la primera mitad del siglo XX. Quesada representa en su Museo Zabaleta-Miguel Hernández la exposición de dos legados materiales de incalculable valor unidos a posteriori y cuya simbiosis se antoja imprescindible para abordar el conocimiento de la Jaén más vanguardista.

De un lado la colección de Rafael Zabaleta que nace como una pinacoteca dedicada al pintor nacido en Quesada en 1907, el cual se forman como pintor en Madrid impregnándose de la atmósfera cultural de la época y cuya inquietud vanguardista le lleva a proyectar su particular arte en los círculos artísticos más exclusivos, bebiendo de la estética derramada en ellos. Su particular estilo no pasó desapercibido y es difícil de encasillar, siendo su obra un crisol entre el expresionismo sombrío o rutilante y el post-cubismo más picassiano. Zabaleta tuvo el don de impregnar a sus obras de una personalidad propia que no pasó desapercibida para la crítica, teniendo siempre presente los campesinos de su tierra y el mundo rural. Hoy su obra se extiende por las principales pinacotecas del mundo, aunque parte de su legado se custodia en el museo que lleva su nombre y que cuenta con el bagaje de ser uno de los museos más antiguos de la provincia de Jaén, creado en 1963 a partir del legado donado por los herederos del pintor, en el que se pueden encontrar más de 100 óleos, una decena de acuarelas y medio millar de dibujos y recuerdos familiares que resumen a la perfección las etapas artísticas del pintor, desde el periodo formativo hasta su etapa de madurez. Todo ello en un edificio que, remodelado en 2008 a favor de las nuevas exigencias museográficas contemporáneas, reúne en torno a 3.800 metros cuadrados las salas que albergan la colección permanente, junto a otras de usos varios y polivalentes para la investigación y difusión de la obra del artista o la celebración de eventos culturales.

Izq.: Varias de las obras del pintor Rafael Zabaleta en el espacio museístico ubicado en Quesada. En el resto de imágenes, otros espacios del museo de Miguel Hernández-Josefina Manresa. (Fotos cedidas por el Museo Zabaleta y Miguel Hernández-Josefina Manresa de Quesada)

Precisamente la capacidad del nuevo museo y la relación de Miguel Hernández y su esposa, Josefina Manresa, con la ciudad de Quesada no pasan desapercibidos para la administración provincial que, en un intento decidido por la salvaguarda y custodia del legado material del poeta alicantino, acuerdan la adquisición del legado artístico de Miguel Hernández viendo en la planta baja del citado museo un lugar óptimo para la conservación, exposición permanente y difusión de tan valioso patrimonio gráfico y documental.

Este nuevo museo espacio museográfico dedicado al poeta se anexiona al ya existente Rafael Zabaleta, haciéndose realidad el 28 de marzo de 2015 coincidiendo con el 73 aniversario de la muerte del poeta. En él, bajo el nombre Museo Miguel Hernández-Josefina Manresa, se ofrece un recorrido, en seis salas expositivas, por la obra y vida del poeta y su esposa, abordando sus figuras desde la faceta más íntima o personal a aquella más mediática y que ha hecho de algunos de sus poemas como “Aceituneros” el himno de la provincia.

Hablaba Pablo Neruda a propósito de Miguel Hernández que: “desapareció en la oscuridad y recordarlo a plena luz, es un deber de España”. Quizás parte de esa luz a la que hacía alusión el poeta chileno enciende su mecha en Jaén con la dedicación de este museo donde se difunde un legado Hernandiano que trasciende más allá de nuestras fronteras y de su propia muerte, y cuyo ejemplo de vida le ha encumbrado hasta ser reconocido como el “Poeta del Pueblo”.