Antonio Salas Sola / Historiador del Arte y Gestor Cultural

Pablo Picasso argumentaba, en clara alusión al arte rupestre que: “después de Altamira todo es decadente”. El artista malagueño supo ver en este tipo de manifestaciones artísticas verdaderos ejemplos sobre los que pivotar su arte y en aquellos antepasados, auténticos maestros.

Hablamos de arte rupestre y lo hacemos de un espacio natural muy concreto de la provincia de Jaén, el Parque Natural de Despeñaperros, un entorno geográfico que hace de barrera natural entre Andalucía y Castilla-La Mancha, que no solo destaca por la belleza de su topografía escarpada de los cuales toma su nombre, sino que destaca por concentrar un tipo de arte que refleja la autenticidad de un período que ha llegado a nosotros protegido por su ubicación en cuevas, farallones y abrigos rocosos, que a su vez ejercen de lienzo para mostrar un amplio abanico de representaciones artísticas de unos remotos antepasados que vieron en el arte el fiel reflejo de una actitud reflexiva que evidencia, a día de hoy, el desarrollo de unas capacidades cognitivas y simbólicas que ofrecen una perspectivas, de estas sociedades prehistóricas, abstractas e incomprendidas para unos y relevantes o narrativas para otros.

La provincia de Jaén concentra una importante cantidad de pinturas rupestres. En este caso abordaremos de una zona concreta, inserta en los términos municipales de Santa Elena y Aldeaquemada, que hemos decidido agrupar por el valor que ofrece en su conjunto, ya que la mayoría de representaciones artísticas de la zona se enmarcan dentro de una tipología definida como estilo Esquemático o Levantino. Pinturas que agrupadas suponen para nuestra provincia un catálogo artístico rupestre de incuestionable valor que lo convierte en un espectacular museo al aire libre, del Neolítico a la Edad del Bronce, para la provincia de Jaén.
Un museo que ofrece una amplia variedad de formas representadas cuya importancia no pasó desapercibida por la Unesco para incluirlas en el catálogo de Patrimonio de la Humanidad junto a todas las muestras de Arte Rupestre Levantino del Arco Mediterráneo Español.

Izq.: Una de las pinturas rupestres de Aldeaquemada. (Foto: Oficina de Turismo de Aldeaquemada). Dcha.: Vista aérea de un paraje natural en Aldeaquemada (Foto: Oficina Turismo de la localidad).

En el caso de Aldeaquemada existe una importante nómina de pinturas rupestres. Una muestra de arte en piedra ubicado en zonas, algunas de ellas de muy difícil acceso, conocidas como Los Poyos de la Cimbarra, Cimbarrillo del Prado de Reches, Tabla del Pochico, Garganta de la Hoz, Cueva de la Mina o Cueva de los Arcos, entre otras. Por su singular plasticidad, y porque se han convertido en todo un signo de identidad, destacamos las composiciones ubicadas en la “Tabla del Pochico” que fueron investigadas por primera vez en 1915 por Juan Cabré. Se trata de un conjunto de pinturas muy representativas de distintas etapas y variedades plástica que van desde las manifestaciones artísticas esquemática y zoomórficas de Estilo Levantino a elementos antropomórficos de enorme belleza. Este conjunto de arte rupestre supone un hito turístico que complementa como ninguno el sendero que conduce al elemento natural más importante del municipio y unos de los más representativos de la provincia de Jaén, la espectacular Cascada de la Cimbarra.

La naturaleza es caprichosa en este entorno y este hecho no pasó desapercibido por los primeros pobladores que eligieron este lugar como núcleo vital y como marco incomparable para manifestar la complicidad entre el ser humano, el arte y la naturaleza.

El testigo de todo ello lo recogió Carlos III y el ilustrado Pablo de Olavide para fundar, a partir de 1767, estas nuevas poblaciones en Sierra Morena. Del municipio de Santa Elena destacaremos sus especiales características geográficas que permiten aglutinar en su término municipal una secuencia antrópica de enorme valor histórico, artístico y geopolítico desde el Neolítico a nuestro días como lo prueban las pinturas rupestres de Collado de Ginesa, la Cueva de los Muñecos con el Santuario íbero de Collado de los Jardines o parte del campo de batalla en el que se celebró una de las batallas más trascendentales de nuestra historia, Las Navas de Tolosa. Todo ello en un municipio atípico para la provincia de Jaén, sin apenas olivares pero con una destacable concentración de acontecimientos históricos y manifestaciones artísticas.

Dos muestras más del arte rupestre en Despeñaperros (a la izquierda la pintura de Las Sacerdotisas) y en Aldeaquemada (Fotos: Wikipedia y Oficina de Turismo de Aldeaquemada).

El arte rupestre en Despeñaperros no estaría completo sin incluir la muestra pictórica del abrigo de “Los Órganos” (Santa Elena), tan de rabiosa actualidad que nos obliga a comenzar su reseña condenando el reciente atentado que han sufrido. La barbarie no entiende de épocas y desgraciadamente es algo implícito en nuestra especie. En un acto cobarde, con ensañamiento y alevosía las figuras antropomórficas bitriangulares y oculadas, conocidas popularmente como “Las Sacerdotisas“, fueron rociadas con spray el pasado mes de diciembre alterando su estado original milenario. Quizás el único consuelo que nos queda es tomar esta desgracia como un punto de inflexión para el rechazo a estos atentados contra el patrimonio de todos como una oportunidad única para mostrar al mundo la importancia de conservar estos bienes demaniales cuya pérdida resultará irreparable para generaciones futuras en la ardua tarea de conocer aún mejor nuestra especie. Sin duda, un potencial turístico para poblaciones como Santa Elena y Aldeaquemada que miran a su patrimonio natural, histórico y artístico como uno de los aspectos fundamentales para el desarrollo socioeconómico de la zona.