Reflejo de la sociedad de Jaén y un mundo de posibilidades para las familias

El martes 12 de julio de 1966, la flor y la nata de la sociedad jienense se puso guapa para asistir a la “bendición y solemne inauguración” del Club de Campo de Jaén, su espectacular piscina reglamentaria con trampolín de 33,3 metros de longitud y 13 de ancho, y sus servicios de restauración y vestuarios. Su historia arranca un año antes, en 1965, cuando un grupo de amigos decidió constituirse como club privado y adquirió para tal fin unos terrenos con una superficie aproximada de 33.000 metros cuadrados en el paraje de Capuchinos, por entonces a las afueras de la capital. Un proyecto sin complejos con respecto a capitales más grandes, diseñado a medio-largo plazo y con una hoja de ruta y un objetivo claramente definidos que comenzó a hacerse realidad con la puesta de largo del Club de Campo de Jaén aquella calurosa tarde de 1966 y con José Jesús Mollinedo como primer presidente.

Izq.: Inauguración del Club de Campo en 1966. Centro y dcha.: algunos de los entornos en los años 70,

El Club de Campo de Jaén solo ha hecho crecer desde sus inicios en todos los sentidos y, después de diferentes adquisiciones de parcelas, ocupa en la actualidad una verde y extensa superficie de 45.000 metros cuadrados. O, lo es que es lo mismo, 0,45 kilómetros cuadrados. Para que se hagan una idea, la superficie del país más pequeño del mundo, la Ciudad del Vaticano, es de 44.000 metros. Terreno de sobra para acoger, además de dos bares, un club social, amplios aparcamientos o terrazas para celebraciones, hasta tres pistas de pádel y otras tantas de tenis, incluyendo las únicas dos de tierra batida de la provincia, piscinas para adultos y niños o un campo de fútbol 7. “No es solo la oferta deportiva. Te sorprendería la cantidad de cosas que se celebran aquí”, espeta Fernando González, mandamás del colectivo desde el año 2014. No va de farol, cuando la programación de un fin de semana o día normal (no de pandemia o de estado de alarma) puede contemplar desde la presentación de la nueva novela de Juan Eslava Galán a excursiones solidarias pasando por un concierto de rock, una sesión de pilates o un entrenamiento de los pequeños de las escuelas deportivas de fútbol. “Aquí hacemos de todo, pero hay que tener en cuenta que, además, los socios luego también se traen su vida y celebran aquí sus cumpleaños o cualquier otro tipo de reunión familiar”. Actividades, comodidades y alternativas para que los vecinos y vecinas de Jaén pasen un buen rato en familia y sin necesidad de salir de su querida ciudad. Es la piedra angular del proyecto, lo era antes y lo es ahora, del Club de Campo de Jaén, una asociación que siempre ha aprovechado el incremento de socios para seguir creciendo en dimensiones o en número de actividades.

Un trabajo de décadas.- En el 66, y recapitulando, tuvo lugar la inauguración del Club de Campo, en primera fase, con la citada piscina y su cañizo. En 1969, tres años después, llegó la compra de 9.350 nuevos metros cuadrados de terreno y en el 70 se construyó el singular edificio octogonal que alberga las oficinas administrativas. Por esta época también se pusieron en marcha dos pistas de tenis y, ya en 1979, se estrenó el edificio del bar de verano. La lista de reformas o ampliaciones llevadas a cabo en el maravilloso recinto anejo a la Alameda de Capuchinos es larga. Mucho más corta es la de presidentes que ha tenido a lo largo de su historia: José Jesús Mollinedo, José Miguel Fernández, Miguel González, José María Crespo, Juan Pedro Peláez, Leonardo Cruz, Mario Gilabert, Alberto Rueda y Fernando González, que lleva en el cargo desde 2014. Nueve mandatarios que, con sus respectivos equipos de confianza, son en buena parte responsables de lo que hoy en día es el Club de Campo de Jaén. Desde el día uno, todo ha girado, gira y girará en torno a las familias, por lo que los niños y niñas ocupan siempre un papel preferencial en las diferentes actividades que se organizan. “Aquí puedes venirte a las dos de la tarde que cuando quieras irte a la una de la mañana tus niños van a querer quedarse. Mientras los más pequeños se divierten, los padres podemos relajarnos y disfrutar”, resume el presidente.

Izq.: el presidente del Club, Fernando González. Dcha.: instalaciones de la piscina del Club de Campo en los comienzos.

El Club de Campo de Jaén cuenta con 460 socios, familias que son, asevera Fernando González, “un reflejo de toda la sociedad jiennense. No somos un club cerrado ni elitista”. “De serlo”, defiende con un argumento que parece incontestable, “yo mismo, que soy de fuera de Jaén y, más en concreto de Sevilla, que solo soy socio desde 2006 y que no soy hijo de ningún socio fundador, no sería presidente”. En la misma línea, y aunque reconoce que los 3.600 euros que cuesta la inscripción por familia puedan considerarse un desembolso elevado (¿comparado con qué? cabría preguntarse aquí también lícitamente), recuerda que la cantidad puede ser abonada de manera fraccionada. Y que la cuota mensual por unidad familiar apenas alcanza los 70 euros.

El Club de Campo de Jaén también se ha visto afectado por los efectos de la pandemia que ha desatado una crisis social y económica sin parangón. Pero no es menos cierto que, gracias a su tamaño y fantásticas condiciones, cumple el perfil de lo que ahora demanda un turista o el jiennense que es socio, como es el caso, que solo quiere escapar con los suyos de la rutina en un entorno seguro. Y es que lo que ahora se demanda son espacios abiertos, naturales, sin aglomeraciones y cerca de casa. Justo lo que brinda el Club de Campo de Jaén. El tamaño ayuda, pero aún más tener las ideas claras, determinación a la hora de invertir o acierto a la hora de priorizar.

Izq.: Una de las actividades realizadas en los años 70. Dcha.: Pistas de pádel en la actualidad. El Club de Campo cuenta actualmente con una superficie de 45.000 metros cuadrados, un poco más que la Ciudad del Vaticano.

Texto: Javier Nieto Fotos: Club de Campo