Arquitectura Renacentista en el centro de un conjunto histórico medieval

Iznatoraf es uno de los municipios de la provincia de Jaén que mejor pueden abanderar el eslogan de “Paraíso Interior”. Ubicada a más de 1.000 metros de altura, enmarcado en la comarca de la Loma y las Villas y a 97 km de la capital jiennense, se encuentra esta pequeña localidad que encierra entre sus muros una antigua medina, que hoy queda evidenciada en la trama urbana medieval de su conjunto histórico. Aunque se le presume un pasado Calcolítico, el municipio deja huella en la historia a partir de la edad media como un hisn (castillo), concretamente como el hisn at-turāb ( castillo del camino), del que toma el nombre la localidad como fortaleza islámica. Esta estaba precedida por un cinturón amurallado y unas puertas de acceso que traspasarlas, hoy en pleno siglo XXI, nos sumerge en un viaje que hará mimetizarnos con su historia, costumbres y leyendas.

En la imagen, armarios expositores y cajoneras de nogal con una gran colección de textiles y piezas litúrgicas de bella factura (Fotos: Wikipedia)


Todas esas trazas urbanas irregulares nos conducen a su icónica iglesia de la Asunción. Esta, cimienta su aspecto actual sobre una primitiva iglesia ordenada construir por Fernando III, rey castellano quien tomara el municipio sin apenas oposición en 1235, erigiéndose desde entonces en personaje protagonista de su historia. Hoy la mencionada iglesia se encuentra, precisamente, ubicada en la plaza que lleva el nombre del mencionado rey castellano. De esas primitivas trazas, que las fuentes consultadas enmarcan en el estilo gótico-mudéjar, poco se vislumbra en beneficio de una nueva fábrica del siglo XVI enmarcada en un estilo renacentista en el que participa como maestro Pedro Regil con la supervisión en la ejecución de Alonso Barba. El templo actualmente presenta una silueta imponente dentro del conjunto histórico siendo reconocible a kilómetros de distancia. Se ejecuta con muros de piedra blanca extraída del entorno geográfico cercano utilizando en su diseño una planimetría regular, casi cuadrada a modo de planta de salón, interiormente dividida en tres naves delimitadas por cuatro esbeltos pilares toscanos. La nave central, de mayor envergadura que las laterales, alteran con las laterales las cubierta de bóveda vaída con las de arista. Destacable es sin duda dentro del templo renacentista su capilla mayor, que al igual que la iglesia presenta una planta rectangular en la que se pueden observar formas arquitectónicas tan variopintas como ventanales abocinados de medio punto con frontón triangular, arcos de medio punto formando nichos con veneras o una cubierta en forma de media naranja levantada sobre pechinas.


La sacristía nos acerca a formas artísticas propias del barroco, evidenciadas en su portada, donde como elemento destacable encontramos la heráldica del obispo Sancho Dávila. De su interior sorprende su sencillez en cuanto a cubierta y la emblemática mesa de mármol negro y alabastro datada en el siglo XVIII alrededor de la cual se organiza el tránsito por la estancia. En ella son reseñables los armarios expositores y cajoneras de nogal labradas con un muestrario iconográfico plateresco de lo más variopinto. Cajoneras y los armarios expositores albergan una gran colección de textiles y piezas litúrgicas de contrastada calidad y bella factura. Junto a esta sacristía otro guiño al arte barroco lo encontramos en la sutil sillería para coro ubicada a los pies del templo.

Izq.: Vista aérea de Iznatoraf. Dcha.: Portada sur del templo.


El aspecto exterior de la iglesia, que impone por su gran volumen, se completa con dos pequeñas y sobrias portadas de acceso, orientas al oeste y sur, y una esbelta torre con tres cuerpos, con distintas tipologías constructivas destacando el cuerpo de campanas cubierto con chapitel gótico. Torre que se bate en duelo hegemónico con la “Torre del Reloj” ubicada en la misma plaza y que hoy hace funciones de depósito de agua.


Los torafeños pueden estar orgullosos de vivir en un entorno geográfico envidiable, siendo su municipio en sí mismo una atalaya o torre vigía desde la cual se controla gran parte de la provincia de Jaén, la cuenca de los ríos Guadalquivir y Guadalimar, el parque natural de Cazarla, Segura y Las Villas e incluso extensiones de la vecina comunidad autónoma de Castilla la Macha, además de presumir de un casco histórico declarado Conjunto Histórico Artístico en 2012. Iznatoraf en su consecuencia de lo expuesto es el lugar perfecto para perderse, desconectar, viajar en el tiempo y respirar aire puro; un compendio de vitaminas para cuerpo y mente.