Francisco Javier Morales Hervás / Doctor en Historia

Antecedentes.

Carlos IV mantuvo una actitud contraria a la Francia revolucionaria, pero en 1796, ante los ataques ingleses a los bar­cos españoles que volvían de América, decidió aliarse con Francia en contra de Gran Bretaña. Al acceder Napoleón al poder, aprovechó la alianza española para su proyecto de inva­sión de Inglaterra, que quedó frustrado por la derrota hispano-francesa en la batalla de Trafalgar (1805), en la que España perdió gran parte de su marina de guerra, lo que perjudicó la comunicación con sus territorios americanos.

Godoy fue nombrado primer ministro en 1792 y su mala gestión generó una crisis financiera que intentó superar con la Desamortización de 1798, que provocó la enemistad con Godoy de la Iglesia y de sectores vinculados al príncipe Fernando, Godoy firmó con Napoleón el Tratado de Fontainebleau (1807), para invadir y repartirse Portugal (aliado de Inglaterra) y sus posesiones de ultramar. Para la con­quista de Portugal, numerosas tropas francesas entraron en España. En realidad, Napoleón quería ocupar toda la Península Ibérica para establecer un reino dependiente del que su hermano José sería el monarca.

El año 1808 y el inicio de la guerra.

Al quedar de manifiesto a principios de 1808 las verdaderas intencio­nes de Napoleón, Godoy quiso trasladar a la familia real a Sevilla para huir, si fuera necesario, hacia los territorios de América. Parte de la Corte consideró que este plan constituía una rendición ante Napoleón. El príncipe Fernando instigó el 17 de marzo un motín popular en Aranjuez, que obligó a Carlos IV a destituir a Godoy. Dos días después, Carlos IV abdicaba y su hijo Femando subía al trono como Fernando VII. Mientras tanto, las tropas francesas bajo el mando de Murat se habían establecido en Madrid.

Ante este panorama, Napoleón aceleró sus planes y en abril con­vocó a Carlos IV y a Fernando VII en Bayona, donde los forzó a abdicar a favor de su hermano José Bonaparte (abdicaciones de Bayona). Napoleón aprobó el Estatuto de Bayona, carta otorgada a los españoles en la que se reconocían sus derechos y libertades y que proclamaba a José I rey de España. Napoleón creía que esta norma agradaría al pueblo español, pero se equivocaba. El 2 de mayo se produjo un espontáneo alzamiento popular en Madrid contra los franceses, que fue duramente reprimido. El eco de la revuelta llegó a toda la península. Se iniciaba así la guerra de la Independencia.

 En las semanas siguientes se organizaron juntas locales y provinciales, que formaron en sep­tiembre la Junta Suprema Central Gubernativa del Rei­no, presidida por el conde de Floridablanca. Quedó así organizado el Gobierno provisional, que re­presentaba a Fernando VII, en oposición a la monarquía de Jo­sé I.

 El desarrollo de la guerra. Fases.

Primera fase. Las primeras acciones francesas buscaban sofocar los levantamientos surgidos por todo el país. Las tropas francesas de Dupont fueron derrotadas en la batalla de Bailen (julio de 1808), por un ejército dirigido por el general Castaños. Tras esta derrota, José Bonaparte abandonó Madrid y el ejército francés se replegó ha­cia el norte del Ebro. En agosto se levantaba el sitio de Zaragoza y un ejército inglés, al mando del duque de Wellington, vencía a las tropas de Junot en Lisboa.

Segunda fase.  El 4 de noviembre, el propio Napoleón atravesó la frontera con sus mejo­res tropas (Grande Armée), llegando a Madrid el 2 de diciembre. Mientras tanto, un ejército inglés había entrado desde Portugal y se dirigía a Valladolid, pero el mariscal Soult logró repeler a estas tropas inglesas. Tras la marcha de Napoleón, sus mariscales dominaron oficial­mente toda España, pero, en realidad, solo controlaban las ciudades y las grandes rutas, mientras que las zonas rurales se hallaban en manos de los guerrilleros.

Tercera fase. Desde 1809 la guerra entra en una fase de desgaste. Los escasos núcleos de resistencia emplearon la táctica de la guerra de guerrillas, aprovechando el mejor conocimiento del terreno para dificultar la ocupación mediante emboscadas, ataques sorpresa y la interrupción del abastecimiento de las guarniciones francesas. Destacaron algunos jefes de partidas como Espoz y Mina y el Empecinado.

A partir de 1810 los objetivos franceses fueron dominar el sur peninsular y ocupar Lisboa. La expedición de Andalucía llegó a Sevilla el 1 de febrero, obligando a la Junta Central a trasladarse precipitadamente a Cádiz, que resistió, pero el resto de Andalucía pasó a estar bajo control francés.

Cuarta fase. El sentido de la guerra cambió en la primavera de 1812 al retirar Napoleón muchas tropas para invadir Rusia. Este hecho favoreció la ofensiva aliada. El 22 de julio, las tropas de Wellington vencieron en la bata­lla de Arapiles, lo que abrió el camino hacia Madrid. Soult, temiendo quedar aislado, levantó el asedio de Cádiz y se retiró de Andalucía.

Tras el desastre de Rusia, Napoleón retiró otros 100.000 hombres para la defensa de Francia. En mayo de 1813 Wellington emprendió la ofensiva sobre Madrid y los franceses serán derrotados en Vitoria (15 de junio) y en San Marcial (31 de agosto). José I se retira a Francia y a finales de 1813 Napoleón negocia con Fernando VII el tratado de Valençay, por el que se restituye a Fernando VII como rey de España.


Imagen superior: Este óleo que Auguste Mayer pintó en 1836 representa al Bucentaure recibiendo una andanada del HMS Sandwich durante la batalla de Trafalgar. En realidad el pintor ha cometido un error pues el HMS Sandwich fue retirado del servicio activo en 1797 y nunca intervino en Trafalgar. Wikipedia