De referencia internacional

Antonio Salas Sola / Historiador del Arte y
Gestor Cultural.

El Museo Íbero de Jaén, inaugurado el 11 de diciembre de 2017 por el rey Felipe VI, nace con el ambicioso propósito de ser una referencia internacional para la investigación, muestra y difusión del arte y la cultura íbera.

El proyecto, iniciado en 1998, es el resultado de dos décadas de trabajos hasta convertirse en un museo cuyo diseño supone una innovación en continente y contenido para gestionar una exposición permanente de 3.600 piezas, que tendrán cabida, una vez completada, en 9.000 m² útiles distribuidos en cinco niveles. El vanguardista edificio, supone un cambio notable en la fisionomía urbana del centro de la capital jiennense, además de un nuevo reto museológico y museográfico sin precedentes en la provincia para ilustrar, al potencial visitante, seis siglos de historia que se extiende hasta la ocupación romana.

Las expectativas puestas en el museo se cumplen con la presentación en sociedad de una exposición temporal titulada “La Dama, el Príncipe, el Héroe y la Diosa”, una muestra temporal de 300 piezas, que consigue reunir en su primer mes de apertura más de 18.000 visitas, confirmándose como un referente regional superando, tras un año de apertura, los 73.000 visitantes.

El convincente argumento de esta primera exposición temporal, dirige la mirada a los estereotipos divinos y humanos de la sociedad íbera, presentados en un discurso museográfico que tiene en las cráteras áticas de la Cámara Principesca de la Necrópolis de Piquía (Arjona), su máxima expresión. La presencia, en el discurso inicial, de estos cuatro vasos griegos justifica la Dama, el Príncipe, el Héroe y la Diosa, como iconos asociados a la aristocracia íbera. En ella, el Príncipe representa la hegemonía de poder de una sociedad eminentemente guerrera que emulaba en vida el discurso mitológico de Heracles.

(Fotos: Museo íbero Jaén/Junta de Andalucía/Antonio Salas)

El reciente hallazgo (2010), del ajuar funerario de la citada cámara príncipe de Piquía, hace que sea en esta exposición donde se muestren por primera vez al público los elementos más singulares de su ajuar, contextualizando un espacio expositivo dedicado al Príncipe, donde bajo la atenta mirada de la escultura del Guerrero de la Doble Armadura (siglo IV a.n.e., Necrópolis de Cerrillo Blanco, Porcuna); se exhiben piezas como la singular Caja de los Guerreros, vasos cerámicos, piezas en cristal, armas, y elementos en metal de una cota de mallas y otros integrantes de un carro funerario del que sobresale un mascarón o pasarriendas en bronce.

El desarrollo expositivo continúa con dos espacios en los que se enmarcan las figuras de la Dama y la Diosa, que tiene por objetivo visibilizar el papel fundamental de la figura femenina en la cultura íbera, tanto en desarrollo social como en el contexto ceremonial, perfectamente representados con una muestra de cultura material seleccionada con acertado criterio por los Catedráticos Manuel Molinos y Arturo Ruiz, comisarios de la exposición. Entre las más destacadas se encuentran piezas representativas de yacimientos como la Necrópolis Dinástica de Cerrillo Blanco (Porcuna), la Tumba Principesca de Toya (Peal de Becerro) o la Cueva de la Lobera (Castellar); sin olvidar el conjunto de exvotos íberos en bronce (s. III,) del Santuario de Collado de los Jardines (Santa Elena) o la Diosa del Oppidum de Puente Tablas (Jaén).

Un espacio especial tiene reservado la figura del héroe, como máxima expresión de la divinidad masculina, cuya trascendencia en esta cultura se puede contemplar, in situ, con el discurso narrativo sobre el monumento ibérico del Santuario Heroico de El Pajarillo (Huelma), datado en siglo IV a.n.e.


El trasfondo divulgativo, que de la cultura íbera proyecta el museo, se completa con un último espacio expositivo que pretende abrir conciencias sobre el terrible daño que hace al patrimonio cultural, y en especial al arqueológico, el expolio; en contraposición, los beneficios de la documentación histórica a través de la excavación científica.

Sin duda alguna, la apertura del museo íbero supone una gran oportunidad como estrategia de desarrollo cultural para Jaén y su provincia, por muchos motivos; ser un punto de encuentro para descubrir los orígenes del mundo íbero; ejercer de pieza fundamental para dinamizar el turismo cultural; ser un espacio cultural cuya propuesta museográfica, dinámica y visualmente atractiva, está adaptada alas nuevas exigencias de las industrias culturales y creativas, que en un corto plazo se traducirá en cifras de audiencias hasta ahora utópicas para un museo en la provincia de Jaén.