Donde todos los gustos tienen su espacio
La Espadaña se ubica en la zona de las tascas, muy cerca de la Catedral. Por fuera, el restaurante aparenta ser más pequeño de lo que realmente es teniendo en cuenta que su aforo, sin restricciones, alcanza los 300 comensales. Por dentro, en cambio, “La Espadaña” es justo lo que parece: una muy buena elección tanto si lo que buscas es comer en familia y disfrutar de la pertinente sobremesa como si lo que quieres, cuando cae la noche, es tomarte unas cañas o vinos, en un ambiente más informal y joven, con raciones y amigos.
Para poder presumir del carácter versátil de “La Espadaña” hace falta satisfacer a clientes de diferentes gustos o edades. El negocio de Paulo Cruz lo consigue, primero, con una amplia carta, en platos y en caldos para maridar, de la que nunca se han caído especialidades como la ensaladilla de cangrejo, flamenquines caseros como el de mousse de oca con jamón y queso o el de crema de roquefort; la bolsita de queso y gambas, el tartar de salmón o el risotto. Pero también influye desde luego que el equipo de profesionales de ‘La Espadaña’ presenta la misma capacidad de adaptación, en el servicio y trato, de cara al cliente. Todo un lujo.
‘La Espadaña’ está enclavada en el número 1 de la calle Francisco Martí Mora. “Y aquí aguantaremos hasta que podamos”. Palabra de Paulo Cruz, al que solo las 591 cancelaciones de comensales confirmadas en las apenas 72 horas que pasaron del martes 10 de marzo al sábado 13, día previo a la entrada en vigor del estado de alarma en España, pudieron convencerle para cerrar la persiana. Como en 2012, cuando empezó a gestionar en solitario el negocio abierto por su familia cinco años antes, tocará “pasar fatigas y tomar decisiones difíciles”, pero ni Cruz ni su equipo humano, “que defiende el negocio como uno mismo”, se rendirán a la primera. “Nos debemos a todos aquellos que en el confinamiento ya nos hicieron saber que nos habían echado de menos”. Variedad, calidad y un compromiso absoluto por satisfacer al cliente.